De acuerdo a la cocina clásica, un mousse (esta palabra en francés significa espuma) es una preparación que se forma por la disolución de un gas en un sustrato líquido, si a esta disolución se le agrega una preparación dulce (algún tipo de puré de frutas) o salada (salsa bechamel, por ejemplo) se tendrá un suflé. Básicamente, es obtener una preparación suave y de consistencia aireada. Asimismo, nos indica que la espuma debe ser formada a partir de claras de huevo montadas (o llevadas a punto de turrón como se dice de manera coloquial) sin embargo, como se utiliza huevo crudo debe consumirse pronto y mantenerse en refrigeración. Para esta preparación, utilicé otros ingredientes con los que pudiera formase una espuma y lograr al final esa misma textura.
Una vez puesto el contexto anterior, vayamos al paso a paso. Debo mencionar que este tipo de postre queda particularmente bien con los frutos de la familia de las bayas por lo que decidí prepararlo con blueberrys o moras azules. Lo primero que hice fue pesar las moras y pasarlas a una licuadora junto con queso crema, azúcar, leche evaporada y media crema (el queso y la crema van a ayudar a atrapar las burbujas de aire que se formen al agitar la leche condensada) y como paso final una vez que todo estuvo integrado, añadí grenetina (para darle fuerza y cohesión a la espuma formada)
Posteriormente, pasamos todo a una olla en donde lo pondremos a fuego bajo y moveremos constantemente hasta que la grenetina se haya disuelto por completo. En cuanto veamos que ya no hay grumos, trasvasamos a un molde que previamente hemos engrasado con mantequilla o para los que no tenemos tiempo y necesitamos simplificarnos la vida; con Pam. Dejamos que enfríe a temperatura ambiente y refrigeramos hasta que solidifique.
En lo que enfría el mousse; preparé un Coulis (salsa realizada con puré de alguna baya, azúcar glass y licor, los más usados son el kirsch o cointreau) con las moras restantes. Las molí, colé el puré y lo coloqué en una olla en la que agregue azúcar glass y a falta de licor, añadí vino blanco. Lo calenté hasta que se disolviera el azúcar y adquiriera una consistencia más densa; en ese momento retiré del fuego y puse el coulis en otro recipiente para que enfriara a temperatura ambiente.
Para terminar, después de verificar que el mousse estuviera cuajado, lo desmoldé en un plato y para el montaje final, corté un pequeño cilindro y lo coloqué en un plato en el que previamente había colocado coulis. Para el adorno final, cogí tres moras, las revolqué en azúcar y las puse encima del mousse.
Suave y con consistencia cremosa, se sienten las burbujas de aire al probarlo. Las moras le dan un toque de acidez muy agradable que contrasta y complementa el dulzor del mousse. Muy fresco para un día de mucho calor o día de campo. Es importante agregar una buena cantidad de bayas y es preferible pecar de exceso; ya que el queso crema puede llegar a ser dominante. Hay que disolver bien la grenetina, porque forma grumos cuando se agrega a un líquido frío y es muy desagradable cuando los encontramos en algún platillo. Siendo versátil, este postre puede realizarse con cualquier fruta de consistencia jugosa y carnosa (mango, guanabana, etc.) muy cumplidor y lucidor para comidas familiares.