Hola amigos sibaritas, en esta ocasión les quiero compartir una preparación que hice de un platillo clásico que se puede servir como desayuno o almuerzo. El croque-madame. Y para no faltar a la costumbre, un poco de su historia (la cual no es mucha). Para empezar, diremos que proviene de otro plato francés llamado croque-monsieur, él cual se creó en un café del boulevard des Capucines en el año de 1910 en la ciudad de París. Este plato; si se sirve acompañado con un huevo frito, se le conoce como croque-madame, y se cree que este nombre proviene de los tocados que usaban las damas a principios del siglo XX.
Ahora bien, en la receta original, uno de los componentes es salsa blanca o bechamel, sin embargo, yo tenía la intención de hacer otro tipo de salsa, sin perder la esencia visual del plato y me explico: Quería utilizar una salsa de color blanco o similar, que no cambiara la presentación final del platillo, pero que no fuera la salsa bechamel. La solución que encontré fue en preparar una salsa de cebolla y para que no fuera muy simple su sabor la herví o poché en vino blanco.
Cuando la cebolla estuvo lista, la molí hasta convertirla en puré, el puré lo transferí a un sartén caliente con mantequilla, harina y clavos en donde se integró todo hasta formar una salsa de apariencia sedosa.
Concluido este punto, comenzó el pre-armado del plato final, primero se cortó el pan de manera que se obtuvieran dos rebanadas de igual tamaño y grosor, se untaron con mantequilla y se doraron ligeramente. En cuanto se enfriaron, se les colocó a cada una de las porciones de pan una capa de la salsa, otra de jamón y se remataron con queso gruyère rallado; de ahí fueron directo al horno hasta que el queso derritiera. En el ínter, preparé un huevo estrellado (sin utilizar nada de grasa y sal a fin de obtener un sabor más puro del huevo)
La presentación final se realiza sobre poniendo ambos panes, al pan superior se le coloca el huevo estrellado y de nuevo se rocía con queso gruyère rallado; previamente ya se ha preparado un plato con ensalada sin ningún tipo de aderezo (para este caso utilicé lechuga baby tipo italiana, pero con arúgula o espinaca también queda bien) y finalmente se coloca encima el croque (como se le conoce coloquialmente)
La combinación de sabores fue muy particular, ya que en un bocado, primero se sentía el dulzor de la cebolla, posteriormente surgía la combinación del queso y el vino para terminar con el sabor tostado del pan y el huevo, la verdad estaba muy buena, sin embargo, de los puntos a mejorar, es que el pan debería ser un poco más delgado y el tostado mucho más ligero, aún así; como desayuno o almuerzo es muy recomendable y para días fríos queda muy bien cuando se acompaña con una taza de café recién hecho.
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