¿Quién no ha probado la clásica tortilla española? Todos sabemos que está constituida básicamente de papa, cebolla y huevo. Pero, ¿que pasaría si hiciéramos una tortilla con ingredientes que sean parientes de los originales? Pues a partir de esta línea de pensamiento fue como se ocurrió preparar esta versión "con parentesco" a la tortilla española original. Vayamos pues...
Para empezar, comencé con la preparación de la salsa romesco, la cual esta basada en pimientos y jitomate. Lo primero que hice fue asar los pimientos para poder pelarlos (esto gracias a que se dejan "sudar" dentro de una bolsa de plástico una vez que la piel ha sido chamuscada) en lo que estaban listo los pimientos; se les quitó la piel a las almendras, se cortaron en hojuelas y tostaron, además de lo anterior, piqué jitomate y ajo.
Todos los ingredientes se pusieron en un sartén con un poco de aceite de oliva y se cocinaron hasta que tuvieran una consistencia blanda. De ahí, la mezcla se paso a una licuadora, se le añadió un poco de vinagre de vino, puré de tomate y pimienta y se molió hasta obtener una mezcla integrada y no muy líquida.
Una vez terminado esto, comencé con la preparación de la tortilla, para lo cual tomé el camote amarillo que había comprado y lo pelé, posteriormente lo partí en rectángulos de más o menos 3 x 6 cm. y que estuvieran muy delgados, acto seguido lavé el poro y lo partí en pedazos pequeños. Ambas preparaciones fueron a un sartén en donde previamente había puesto suficiente aceite de oliva y a fuego medio dejé que se cocieran (moviendo periódicamente para evitar que se frieran)
El huevo lo batí en un recipiente aparte junto con sal y pimienta, en cuanto estuvo lista la mezcla de camote y poro, se le escurrió el aceite y la agregué directamente al huevo; mezclé lentamente y deje que reposará unos 10 minutos. En otro sartén puse a calentar aceite y en cuanto estuco caliente, se deja caer de golpe la mezcla de huevo, camote y poro. En este momento se forma la base de la tortilla; en cuanto se cuece, se voltea por medio de un plato y se vuelve a colocar en el sartén.
El plato final se monta cortando un triángulo de la tortilla, se pone una cucharada de salsa y se acompaña con ensalada.
¡Cuál fue el resultado? Una tortilla de sabor sutil y mucho más suave que en la tortilla normal, hace un contraste perfecto con la acidez y dulzor de la salsa. Ojo: si se pone mucho aceite puede quedar grasosa o llegar a quemarse. Por lo demás, es una opción distinta para el desayuno, yo la acompañaría con una mimosa.